Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN JUNIO 2024

05/06/2024

Queridas Damas y Caballeros:  En el mes de junio de 2024 os invito a meditar, con el Papa Francisco, en una virtud “que está en la base de la vida cristiana, la humildad”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por la santidad del Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Carlos, por la santidad de la Iglesia, y de la Diócesis de Zaragoza. Madre, te rogamos que Damas y Caballeros seamos fieles a nuestra vela mensual. Ayúdanos a defender la vida desde el primer momento de su concepción. Señora del Pilar, Reina de la Paz, que reine la paz en el mundo; danos trabajo digno para todos, y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas, y de entrega a Dios en medio del mundo.

“Mientras el orgullo y la soberbia hinchan el corazón humano, haciéndonos aparentar más de lo que somos, la humildad devuelve todo a su justa dimensión: somos criaturas maravillosas pero limitadas, con virtudes y defectos”. El Libro del Génesis   recuerda que somos polvo y al polvo volveremos. Humilde viene de humus, tierra. “Sin embargo, a menudo surgen en el corazón humano delirios de omnipotencia, tan peligrosos que nos hacen mucho daño”.

Comenta el Papa, “para liberarnos de la soberbia, bastaría muy poco; bastaría contemplar un cielo estrellado para redescubrir la justa medida, como dice el Salmo: “Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para que de él te cuides?”.

Pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a comprender nuestra pequeñez, que nos salve del vicio de la arrogancia.

Recordáis las palabras de Jesús: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Afirma el Papa: La primera Bienaventuranza “es la base de las que siguen: de hecho, la mansedumbre, la misericordia, la pureza de corazón surgen de ese sentimiento interior de pequeñez. La humildad es la puerta de entrada de todas las virtudes.

“En las primeras páginas de los Evangelios, la humildad y la pobreza de espíritu parecen ser la fuente de todo. El anuncio del ángel no tiene lugar a las puertas de Jerusalén, sino en una remota aldea de Galilea, tan insignificante que la gente decía: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn 1,46). Sin embargo, desde allí renace el mundo”.

Sigue el Santo Padre: “La heroína elegida no es una pequeña reina criada entre algodones, sino una muchacha desconocida: María. Ella misma es la primera en asombrarse cuando el ángel le trae el anuncio de Dios. Y en su cántico de alabanza, destaca precisamente este asombro: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora” (Lc 1, 46-48). Dios se siente atraído por la pequeñez de María, que es sobre todo una pequeñez interior. Y también lo atrae nuestra pequeñez, cuando la aceptamos”.

La primera decisión de la Virgen, después del anuncio del Ángel, “es ir a ayudar, ir a servir a su prima”. “Ni siquiera la verdad más sagrada de su vida –el ser la Madre de Dios– se convierte en motivo de jactancia ante los demás. En un mundo que es una carrera para aparentar, para demostrarse superior a los demás, María camina con decisión, solamente con la fuerza de la gracia de Dios, en dirección contraria”.

Queridas Damas y Caballeros: “Pensemos en María: ella siempre es pequeña, siempre desprendida de sí misma, siempre libre de ambiciones. Esta pequeñez suya es su fuerza invencible: es ella quien permanece a los pies de la cruz mientras se hace añicos la ilusión de un Mesías triunfante”.

En palabras del Papa, “la humildad es todo. Es lo que nos salva del Maligno y del peligro de convertirnos en sus cómplices. Y la humildad es la fuente de la paz en el mundo y en la Iglesia. Donde no hay humildad hay guerra, hay discordia, hay división. Dios nos ha dado ejemplo de humildad en Jesús y María, para que sea nuestra salvación y felicidad. La humildad es precisamente la vía, el camino hacia la salvación”.

Pedimos a Nuestra Señora del Pilar que nos enseñe a vivir la virtud de la humildad. Que nos ayude a ser sencillos y humildes.

Vuestro Director Espiritual: Pedro José

Last modified: 05/06/2024

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