Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN MARZO 2024

29/02/2024

 

Queridas Damas y Caballeros:  En el mes de marzo de 2024 os invito a meditar sobre la Cuaresma guiados por la homilía del Papa Francisco el Miércoles de Ceniza.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por la santidad del Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Carlos, por la santidad de la Iglesia, y de la Diócesis de Zaragoza. Madre, te rogamos que Damas y Caballeros seamos fieles a nuestra vela mensual. Ayúdanos a defender la vida desde el primer momento de su concepción. Señora del Pilar, Reina de la Paz, que reine la paz en el mundo; danos trabajo digno para todos, y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas, y de entrega a Dios en medio del mundo.

Recordáis las palabras de Jesús: “Cuando des limosna, cuando reces, cuando ayunes, ten cuidado de hacerlo en lo secreto. Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. En Cuaresma se nos invita a entrar en lo secreto.

Entrar en lo secreto “significa volver al corazón, como exhorta el profeta Joel (cf. Jl 2,12). La cuaresma es “un baño de purificación y de despojamiento”. Nos ayuda “a quitar todo maquillaje, todo aquello de lo que nos revestimos para parecer adecuados, mejores de lo que realmente somos”.

Volver al corazón “significa volver a nuestro verdadero yo y presentarlo tal como es, desnudo y despojado, frente a Dios. Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente, quitándonos las máscaras que a menudo usamos, disminuyendo el ritmo de nuestro frenesí, abrazando la vida y la verdad de nosotros mismos”.

La cuaresma nos invita “a bajar del escenario de la ficción para volver al corazón, a la verdad de lo que somos. Volver al corazón, volver a la verdad”. La imposición de la ceniza recuerda “la realidad esencial de nosotros mismos. Somos polvo, nuestra vida es como un soplo, pero el Señor no permite que ese polvo se desvanezca; Él lo recoge y lo plasma”.

La ceniza puesta sobre nuestra cabeza nos invita a redescubrir el secreto de la vida. Advierte el Romano Pontífice: “cuando tengas la valentía de inclinar la cabeza para mirar tu interior, entonces podrás descubrir la presencia de un Dios que te ama y te ama desde siempre; finalmente se harán añicos las corazas que tú te has construido y podrás sentirte amado con un amor eterno”.

Comenta el Papa: “yo, tú, cada uno de nosotros somos amados con amor eterno. Somos ceniza sobre la que Dios sopló su aliento de vida, somos tierra que Él plasmó con sus manos (cf. Gn 2,7; Sal 119,73), somos polvo del que resurgiremos para una vida sin fin preparada desde siempre para nosotros” (cf. Is 26,19).  Si en la ceniza que somos “arde el fuego del amor de Dios, entonces descubrimos que estamos modelados por este amor y que somos llamados al amor; que se concretiza en amar a los hermanos, que tenemos a nuestro lado, estar atentos a los demás, vivir la compasión, ejercitar la misericordia, compartir lo que somos y lo que tenemos con quien lo necesita”.

“La limosna, la oración y el ayuno no pueden reducirse a prácticas exteriores, sino que son caminos que nos reconducen al corazón, a lo esencial de la vida cristiana. Nos hacen descubrir que somos polvo amado por Dios y nos vuelven capaces de esparcir el mismo amor sobre la “ceniza” de tantas situaciones cotidianas, para que en ellas renazca esperanza, confianza y alegría”.

En esta Cuaresma, escuchemos la voz del Señor que nos repite: entra en lo secreto, vuelve al corazón. No vivas en la superficie. No quieras hacerte notar, ser admirado y apreciado. El Señor te dice: entra en lo secreto. Jesús, que te ama incondicionalmente, y acoge nuestra fragilidad, quiere sanarte y purificarte.

Queridas Damas y Caballeros: Dios nos ama. Volvamos a Dios con todo el corazón. Dejemos espacio para la oración silenciosa de adoración. Regresemos a la adoración. Dios nos dice: “Soy tu Dios, el Dios de la misericordia y la compasión, el Dios del perdón y del amor, el Dios de la ternura y la solicitud”. No te juzgues. No te condenes. No te rechaces.  Dios te llama.  Dios te ama. Dale gracias. Llénate de alegría y esperanza.

Vuestro Director Espiritual: Pedro José

 

Last modified: 29/02/2024

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