Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN ENERO 2024

27/12/2023

Queridas Damas y Caballeros: Con motivo del Jubileo del año 2025, el Papa Francisco invita a profundizar en el estudio de las “las cuatro Constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II”.  Con este motivo, en el mes de enero de 2024, comenzamos meditando la Constitución sobre la Sagrada Liturgia.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por el Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Carlos, por la santidad de la Iglesia, y de la Diócesis de Zaragoza. Ayúdanos a defender la vida desde el primer momento de su concepción. Señora del Pilar, Reina de la Paz, que reine la paz en el mundo; danos trabajo digno para todos, y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas, y de entrega a Dios en medio del mundo.

La Constitución sobre la Sagrada Liturgia, en el número 1, manifiesta que el Concilio “se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia”. Por eso cree que le corresponde “proveer a la reforma y al fomento de la Liturgia”.

Por medio de la Liturgia, dice en el número dos, «se ejerce la obra de nuestra Redención«, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía”. La Liturgia “contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia”. Característica de la Iglesia es “ser, a la vez, humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina”. En la Iglesia, “lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos”.

La Iglesia va edificando a los que están dentro “para ser templo santo en el Señor y morada de Dios en el Espíritu, hasta llegar a la medida de la plenitud de la edad de Cristo”. La Liturgia robustece admirablemente las fuerzas de los bautizados “para predicar a Cristo” y presenta “la Iglesia, a los que están fuera, como signo levantado en medio de las naciones, para que, debajo de él, se congreguen en la unidad los hijos de Dios que están dispersos, hasta que haya un solo rebaño y un solo pastor”.

En el Capítulo Primero propone los principios generales para la reforma y fomento de la Sagrada Liturgia. Expone primero la naturaleza de la Sagrada Liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia. El número 5 habla de la salvación realizada por Cristo. “Dios, que «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim., 2,4), «habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas» (Hebr., 1,1), cuando llegó la plenitud de los tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón, como «médico corporal y espiritual», mediador entre Dios y los hombres”.  Su humanidad, “unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación”. “En Cristo se realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud del culto divino”.

Esta obra de redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión. Resurrección de entre los muertos y gloriosa Ascensión”. “Con su Muerte destruyó nuestra muerte y con su Resurrección restauró nuestra vida”. “Del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de la Iglesia entera”.

El número 6 expone que la obra de la salvación, continuada por la Iglesia, se realiza en la Liturgia. “Así como Cristo fue enviado por el Padre, Él, a su vez, envió a los Apóstoles llenos del Espíritu Santo”. Los envió “a predicar el Evangelio a toda criatura y a anunciar que el Hijo de Dios, con su Muerte y Resurrección, nos libró del poder de Satanás y de la muerte, y nos condujo al reino del Padre”. También los envió “a realizar la obra de salvación que proclamaban, mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica”.

Vuestro Director Espiritual: Pedro José

 

 

Last modified: 27/12/2023

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