Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN JULIO 2023

28/06/2023

Queridas Damas y Caballeros, en el mes de julio, en la vela ante Nuestra Señora del Pilar, os invito a meditar la catequesis del Papa Francisco en la audiencia del miércoles, 7 de junio de 2023, sobre la pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por el Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Carlos, por la santidad de la Iglesia, y de la Diócesis de Zaragoza. Que defendamos la vida desde el primer momento de su concepción. Reine la paz en Ucrania y en el mundo; danos trabajo digno para todos, y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas, y de entrega a Dios en medio del mundo.

El Santo Padre, en las audiencias de los miércoles, está reflexionando sobre la pasión por la evangelización, sobre el celo apostólico. En la catequesis del 7 de junio de 2023 propone el testimonio de santa Teresita. Comenta el Papa: “Es patrona de las misiones, pero nunca estuvo en misión: ¿cómo se explica esto? Era monja carmelita. Su vida estuvo bajo el signo de la pequeñez y la debilidad. Ella se definía “un pequeño grano de arena”. De salud frágil, murió a los 24 años. Aunque su cuerpo estaba enfermo, su corazón era vibrante, era misionero. En su “diario” cuenta que ser misionera era su deseo, y quería serlo para toda la vida, es más, hasta el fin del mundo”.

Teresa fue “hermana espiritual” de diversos misioneros. Los acompañaba “con sus cartas, con la oración, y ofreciendo por ellos continuos sacrificios”. Intercedió “por las misiones, como un motor que, escondido, da a un vehículo la fuerza para ir adelante”. Frecuentemente no fue entendida por sus hermanas monjas. De ellas obtuvo “más espinas que rosas”, “pero aceptó todo con amor, con paciencia, ofreciendo junto a la enfermedad, las críticas y las incomprensiones”. Lo hizo con alegría, “por las necesidades de la Iglesia”, para que se esparcieran “rosas sobre todos”, y “sobre todo sobre los más alejados”.

Se pregunta el Santo Padre de dónde provenía este celo, esta fuerza misionera y esta alegría. Y cita dos episodios. El primero la Navidad de 1886 cuando Dios obró un milagro en su corazón. En esa noche, en la que Jesús se había hecho débil por amor, ella se volvió fuerte de ánimo.

En pocos instantes, Teresita “había salido de la prisión de su egoísmo y de su lamento”. Empezó “a sentir que “la caridad le entraba en el corazón, con la necesidad de olvidarse de sí misma”. “Desde entonces dirigió su celo a los otros, para que encontraran a Dios, y en vez de buscar consolación para sí, se propuso consolar a Jesús, hacerlo amar por las almas”. Teresa anotó: “Jesús está enfermo de amor y… la enfermedad del amor sólo se cura con amor”. Su propósito fue “hacer amar a Jesús”, “interceder para que los otros lo amaran”. Escribió: “Quisiera salvar las almas y olvidarme por ellos: quisiera salvarles también después de mi muerte”. En más de una ocasión dijo: “Pasaré mi cielo haciendo el bien en la tierra”.

El segundo episodio revela que este celo estaba dirigido sobre todo a los pecadores, a los alejados. Explica el Romano Pontífice: Teresa supo de un criminal condenado a muerte por crímenes horribles. Considerado culpable del brutal homicidio de tres personas, estaba destinado a la guillotina, pero no quiso recibir el consuelo de la fe. Teresa lo tomó muy en serio, e hizo todo lo que pudo: reza de todas las formas por su conversión, para que el que, con compasión fraterna, llama “pobre desgraciado”, tenga un pequeño signo de arrepentimiento, y haga espacio a la misericordia de Dios, en la que Teresa confía ciegamente.  Tuvo lugar la ejecución. Al día siguiente Teresa leyó en el periódico que Pranzini, poco antes de apoyar la cabeza en el patíbulo “se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sagradas!”.

Comenta la santa: “Después su alma voló a recibir la sentencia misericordiosa de Aquel que dijo que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por los noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Concluye el Papa Francisco: “Esta es la fuerza de la intercesión movida por la caridad, este es el motor de la misión”.

Damas, Caballeros, pidamos a Nuestra Señora del Pilar que seamos instrumentos del amor de Dios, tengamos pasión por la evangelización, vivamos olvidados de nosotros mismos, amando, y consolando a Jesucristo, e intercediendo por la salvación del mundo.

Vuestro Director Espiritual: Pedro José

Last modified: 28/06/2023

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