Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN ABRIL 2023

28/03/2023

 

Queridas Damas y Caballeros, en el mes de Abril, en la vela ante Nuestra Señora del Pilar, os invito a meditar la homilía del Papa Francisco, el 17 de marzo de 2023, en 24 Horas para el Señor.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por el Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Carlos, por la santidad de la Iglesia y de la Diócesis de Zaragoza. Que defendamos la vida desde el primer momento de su concepción. Reine la paz en Ucrania y en el mundo; danos trabajo digno para todos, y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas y de entrega a Dios en medio del mundo.

Comienza el Santo Padre con las palabras de Filipenses 3, 7: “Todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo”. Recuerda que Pablo era un hombre piadoso, con gran celo, un fariseo leal y observante. Sin embargo, Pablo afirma: “He sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo”. Todo lo que le había dado un cierto prestigio, una cierta fama, lo olvida. Para él, “Cristo es más importante”.

Comenta el Pontífice: “Quien es demasiado rico de sí mismo, y de su propia “valía” religiosa, presume de ser justo y mejor que los demás —cuántas veces pasa esto en la parroquia: “Yo soy de la Acción Católica, yo ayudo al sacerdote, yo recojo la ofrenda; yo, yo, yo”, cuántas veces nos creemos mejores que los demás”.

Nos anima a examinar si alguna vez nos pasó eso. Quien “actúa así, se complace en el hecho de que ha salvado las apariencias; se siente bien, pero de ese modo no puede darle lugar a Dios, porque no lo necesita”. Muchas veces los “católicos limpios”, los que se sienten justos porque van a la parroquia, porque van a Misa los domingos y presumen de ser justos, dicen: “No, yo no necesito nada, el Señor ya me salvó”. “¿Qué fue lo que pasó? Que el lugar de Dios lo ha ocupado con su propio “yo” y entonces, aunque recite oraciones y realice acciones sagradas, no dialoga verdaderamente con el Señor. Tiene monólogos, no diálogo ni oración. Por eso la Escritura recuerda que sólo “la súplica del humilde atraviesa las nubes” (Si 35,17), porque sólo quien es pobre de espíritu, quien se siente necesitado de la salvación y mendigo de la gracia, se presenta ante Dios sin exhibir méritos, sin pretensiones, sin presunción. No tiene nada y por eso encuentra todo, porque encuentra al Señor”.

Esta enseñanza la presenta Jesús en la parábola que narra San Lucas en capítulo 18, versículos 9-14. Es el relato del fariseo y el publicano, que van al templo a rezar, “pero sólo uno llega al corazón de Dios”. El fariseo oraba “de pie”, con la frente alta. El publicano, “manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo”. Nos invita Su Santidad a reflexionar sobre estas dos posturas.

“El fariseo está de pie. Está seguro de sí, erguido y triunfante como alguien que debe ser admirado por sus capacidades, como un ejemplo. Con esta actitud reza a Dios, pero en realidad se celebra a sí mismo: yo voy al templo, yo cumplo los preceptos, yo doy limosna. Formalmente su oración es irreprochable, exteriormente se ve como un hombre piadoso y devoto, pero, en vez de abrirse a Dios, presentándole la verdad del corazón, enmascara sus fragilidades con la hipocresía. Y muchas veces también nosotros maquillamos nuestra vida. Este fariseo no espera la salvación del Señor como un don, sino que casi la pretende como un premio por sus méritos. “Hice los deberes, ahora dame el premio”. “Este hombre avanza sin titubeos hacia el altar de Dios —con la frente alta— para ocupar su puesto, en primera fila, pero acaba por ir demasiado adelante y ponerse frente a Dios”.

El publicano, se mantiene a distancia. No trata de abrirse paso, se queda en el fondo. “Esa distancia, que manifiesta su ser pecador respecto a la santidad de Dios, es lo que le permite experimentar el abrazo misericordioso del Padre”. “No habla de sí mismo”. Habla “pidiendo perdón”, habla mirando a Dios”. Quedándose en el fondo del templo, “se reconoce pecador”. De este modo, “permite que Dios se   acerque a él.

Queridas Damas y Caballeros: El Santo Padre nos invita a preguntarnos: “¿Soy presuntuoso? ¿Me creo mejor que los demás? ¿Miro a alguien con un poco de desprecio?” ¡Qué grande es la virtud de la humildad! Que la Santísima Virgen nos ayude a ser sencillos y humildes.

Vuestro Director Espiritual: Pedro José

Last modified: 28/03/2023

Comments are closed.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad