Caballeros del Pilar

MEDITACIÓN OCTUBRE 2022

04/10/2022

 

Queridas Damas y Caballeros, en el curso 2022-2023, llevaremos a nuestra oración personal, en la vela ante Nuestra Señora del Pilar, la primera Encíclica del Papa Francisco, Lumen Fidei. Comenzamos en el mes de octubre.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza, por siempre sea bendita y alabada. Gracias, Señora del Pilar, por haber venido a Zaragoza, y dejarnos TU PILAR, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Señora del Pilar, te pedimos por el Papa Francisco y por la santidad de la Iglesia. Bendice el trabajo de nuestra diócesis en este nuevo curso. Que reine la paz en Ucrania y en el mundo; danos trabajo digno para todos y abundancia de vocaciones sacerdotales, religiosas y de entrega a Dios en medio del mundo.

En la encíclica Lumen Fidei, el Papa Francisco invita a los fieles católicos a reflexionar sobre el tema de la fe. Sin ser un escrito con profundas reflexiones teológicas, la encíclica Lumen Fidei ofrece, en un lenguaje claro y preciso, la oportunidad de profundizar en el conocimiento de la fe. Pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a conocer la fe católica y profundizar en ella para vivirla y transmitirla con especial empeño. Cada capítulo es un motivo de alegría.

“La Luz de la Fe”. La tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión “el gran don traído por Jesucristo”, que en Juan 12, 46 nos dice: “Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas”.  San Pablo 2 Co 4,6 se expresa en los mismos términos: “Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones”.

Recuerda el Santo Padre que, “en el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol”. Pero, “aunque renacía cada día, resultaba claro que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se cierran a su luz”.  Decía San Justino mártir: “No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por su fe en el sol”.

Los cristianos llamaron a Cristo el verdadero Sol, “cuyos rayos -afirma Clemente de Alejandría- dan la vida”.

“A Marta, que llora la muerte de su hermano Lázaro, le dice Jesús: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” (Jn 11,40). “Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso”.

Presenta el Santo Padre la objeción de muchos contemporáneos nuestros. Al hablar de la fe como luz, en la época moderna “se ha pensado que esa luz podía bastar para las sociedades antiguas, pero que ya no sirve para los tiempos nuevos, para el hombre adulto, ufano de su razón, ávido de explorar el futuro de una nueva forma”.

La fe se veía “como una luz ilusoria, que impedía al hombre seguir la audacia del saber”. “El joven Nietzsche invitaba a su hermana Elisabeth a arriesgarse, a “emprender nuevos caminos… con la inseguridad de quien procede autónomamente”. Y añadía: “Aquí se dividen los caminos del hombre; si quieres alcanzar paz en el alma y felicidad, cree; pero si quieres ser discípulo de la verdad, indaga”. “Creer sería lo contrario de buscar”. Nietzsche critica al cristianismo “por haber rebajado la existencia humana, quitando novedad y aventura a la vida”. La fe sería “como un espejismo que nos impide avanzar como hombres libres hacia el futuro”.

“La fe, indica el Papa, ha acabado por ser asociada a la oscuridad. Se ha pensado poderla conservar, encontrando para ella un ámbito que le permita convivir con la luz de la razón. El espacio de la fe se crearía allí donde la luz de la razón no pudiera llegar, allí donde el hombre ya no pudiera tener certezas”.

La fe se ha visto “como un salto que damos en el vacío, por falta de luz, movidos por un sentimiento ciego; o como una luz subjetiva, capaz quizá de enardecer el corazón, de dar consuelo privado, pero que no se puede proponer a los demás como luz objetiva y común para alumbrar el camino”.

Sin embargo, poco a poco “se ha visto que la luz de la razón autónoma no logra iluminar suficientemente el futuro”. El futuro “queda en la oscuridad, y deja al hombre con el miedo a lo desconocido”.

Damas y Caballeros: Pidamos el Espíritu Santo que vivamos de fe.

Vuestro Director Espiritual: Pedro-José.

Last modified: 04/10/2022

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